Pinceladas en nosotros



Miércoles, 22 de enero de 2014

CAMINA CON LAS MANOS, 
SALUDA CON LOS PIES

¡Hola a todos y a todas!

Mi nombre es Amaia, y os voy a contar algunas pinceladas sobre toda parte de mi vida que pueda incluir la palabra arte.

Cuando era pequeña iba a clases de gimnasia rítmica. Era muy pequeña pero a pesar de ello la gimnasia rítmica era mucho más que un deporte... Sin embargo, a los pocos años surgieron obstáculos médicos y tuvo que dejarlo a un lado.
Por supuesto, mi historia no acabó aquí... empecé a meterme en el mundo del teatro y tras algunos años de clases, improvisaciones y ensayos, yo y unos compañeros pusimos muchas ganas e ilusión, amor y mucho humor... y salió un grupo de teatro: “Veinticuatro de julio”. 


Fue algo que surgió sin planificación, dedicamos días enteros, compartimos risas y llantos y, sobre todo... ¡mucha mierda! Las sensaciones que se sienten al subir a un escenario no se pueden transmitir con palabras, es como un cosquilleo que recorre el cuerpo y sientes como la adrenalina sale por cada poro de tu piel, el corazón te late a mil por hora, sales de ti misma y te conviertes en otra persona.

Con el tiempo, me mudé a Pamplona y tuve que dejar el mundo teatrero pero para meterme en algo que todavía iba a ser mejor... el CIRCO. Sí, el circo. Hacía un tiempo que había recibido como regalo de cumpleaños un monociclo con todo lo que eso implicaba, es decir, unos cuantos moratones y alguna que otra herida... Mi curiosidad fue aumentando y, por consecuencia, también lo hizo el repertorio, así que en mi casa nunca me faltaron diábolos, cariocas, palos chinos o cualquier otro tipo de malabares con fuego.

Para colmo, mi director de teatro, que ya no lo era, me habló de la escuela de artes circenses a la que él había ido... no dudé en presentarme allá y comenzar a adentrarme en este mundo. Llevo ya tres años con esto del circo y cada día puedo decir con más certeza que siempre formará parte de mi vida. Iba sacando bachillerato por las mañanas y por las tardes iba a la escuela de circo, una escuela sin calificaciones sólo sentimientos y arte. Salir del día al día rutinario ya es una bendición, salir del día a día y encontrarme con una nariz de payaso y alguna que otra improvisación... ¡era un lujo! Poder hacer de la risa mi nuevo día a día, se había convertido en menos de lo que esperaba en algo fundamental en mi vida.

Pero sin duda, lo que más me ilusionaban eran las acrobacias, las telas y el trapecio. Y es que ese es mi momento de relax. El subir hasta lo alto de un trapecio y no sentir miedo, no importan los metros o el peligro, el corazón va yendo cada vez más lento en compañía de la canción que esté sonando, el cuerpo hace el resto, me encanta imaginar cada estrofa, sentir cada nota de la guitarra y de instrumentos que desconozco, sentir la armonía y la paz esbozadas en la sonrisa de mi cara y en como va vibrando el cuerpo en cada movimiento, que pase cada minuto lentamente, lo más despacito posible, sin que importe el tiempo que haya pasado, porque mientras estoy allá arriba lo más cerca del cielo posible... yo estiro hasta el último segundo convirtiendo las pausas de cada canción en días enteros.

La esencia del circo es esa... no hay límites, los límites los ponemos nosotros. El circo demuestra que no existe la palabra imposible, por muy difícil que parezca algo tarde o temprano se consigue, es cuestión de tiempo. Nuestro problema es el tiempo, no sabemos vivirlo. 



"Camina con las manos, saluda con los pies"







Domingo, 19 de enero de 2014


¡Saludos lectores!

Me llamo Antonio (a.k.a Onio) y desde hace ya casi un año me dedico a esto del rap de forma un poco más seria. En realidad hace ya por lo menos cuatro o cinco años que empecé a escribir algo, viendo que tenía demasiadas cosas en la cabeza y que estas tenían que salir de alguna forma. Pero de un día para otro debido como siempre a mi gran “optimismo” decidí tirar todo lo que había escrito pensando que ello no me serviría para nada. Fue este año pasado cuando escribí por primera vez en mucho tiempo un pequeño texto un día que me vino la inspiración. Este se lo rapeé a mi amigo Pablo (a.k.a Hypnos) ,quien por aquellos tiempos estaba grabando una maqueta, y le gustó mucho, de hecho me dijo que me hiciera un tema con el para su disco. Tras grabar dicho tema he seguido escribiendo sin parar hasta día de hoy en el que soy yo el que está grabando su propia maqueta. La escuche más o menos gente, guste mucho o guste poco tras sacarla pienso seguir escribiendo ya que me sirve para liberarme y para sacar todo lo que llevo dentro de mí. Se podría decir que le debo mucho al arte y en especial al rap y a la música, no a cualquier música sino a aquella que se aleja de lo comercial y que de verdad pretende transmitir sensaciones y un mensaje.



FRACMENTOS DE CANCIONES 

“Va por vosotros”

Rapeo por sentirme libre
Por todo aquel que como yo esta empezando en esto
Por quien pasa de salir y se en su cuarto escribiendo textos
Por todo aquel que me escucha
Por esos rapers con capuchas
Por quienes no paran de luchar
Por quien persigue un sueño
Por quien lleva en esta mierda desde pequeño
Rapeo por todo aquel fiel a sus principios
Por quien no le asusta el enfrentarse a un micro
Por aquellos que no buscan en el rap beneficio
Por quien no rapea solo por capricho
Y no se toman esto como un juego
Rapeo por los que están y por los que fueron
Sabéis que os quiero

“Contrastes”

Salgo a la calle y veo lo mismo de siempre
Gente que quiere aparentar
Gente con principios que no le importa lo que piensen los demás
Gente que busca su personalidad
Y quien la tiene y la muestra con naturalidad
Gente que busca su camino
Gente que lo encuentra tras llevar años perdidos
Gente que compra droga
Gente que la vende
Gente que se mete día tras día y luego se arrepiente
Gente que muere
Gente que nace
Gente sincera
Y quien que vive entre mentiras y disfraces
Gente que vive en la pobreza
Gente que vive rodeada de lujos y riquezas







Domingo, 19 de enero de 2014

Componer una educación social con mi letra

Escribí este texto una tarde de ideas alborotadas en un autobús, sin pensar en compartirlo. Me gusta escribir porque entiendo mejor mis sensaciones. Pero como de algún modo también está vinculado con el arte y con mi experiencia en Granada, pensé en darle algunas vueltas y que apareciese aquí. No como despedida, más bien como reflexión que puede sirva de algo a quien en algún momento se sienta tan desorientado como yo lo estuve. Doy libre albedrío para que lo relacionéis con la educación social o con mi disparatado concepto de ésta, porque nadie dijo que todos tuviésemos que coincidir en cómo entendemos estas dos palabras. Yo siento que estoy en mi camino y que ese camino está más conectado con la educación social que nunca.

Gracias a todos los que en estos cuatro meses habéis formado parte de esta fase de mi vida, en cualquiera de sus pequeñas partículas; aportándome informaciones muy valiosas o inútiles, pasándome apuntes o siendo la causa de que no me entusiasmase tomarlos, espabilándome o adormeciéndome, avivando mi creatividad u oprimiéndola, enseñándome de qué va esto o por qué no va conmigo, acompañándome o dejándome sola.
 


Y al salir a la calle,al detenerme a mirar a ese chico de Mali que todos los días toca el Goni con la sonrisa del que es feliz haciendo lo que mejor sabe o al compartir el desayuno con un saxofonista que convertía los sorbos de café en sorbos de sabiduría, iba entendiendo poco a poco lo que era la educación social para mí... 

Y es que, la educación social que yo quiero aprender, que deseo practicar, está en la calle, en las calles de Granada, del mundo. Está en la respuesta inconformista de toda esa gente que, mientras muchos destruyen, crea algo; Con la música, con el arte, con alternativas, con libertad, con su verdad. Y lo hace al margen de sacar rentabilidad o de que se le reconozca en un papel. Simplemente crea, porque ama lo que hace y porque no cree en una forma de vida impuesta.
Está en ese sabor a CAMBIO que te dejan las charlas en centros ocupa. En encuentros con personas de otros lugares, en los que tu alma viajera protesta, porque de repente, entiendes que solo estamos contemplando una insignificante parte del todo. De un todo gigantesco y feroz, que te abre a la idea de que nuestra función en el mundo es mucho más amplia e importante de lo que nos marcan y limitan. Y es que esa función solo podemos averiguarla por nosotros mismos, no nos la van a dictar en clase, como mucho nos van a dar alguna pista. A mí tan solo una me bastó. Esa pista tiene que ver con el miedo a la libertad^^  Un día nos hablaron en clase de esa sensación y pude conceptualizar lo que estaba experimentando. Los compañeros que no lo recordéis es porque fue un día en el que toda nuestra energía se esfumó antes de esa clase en un examen muy poco estimulante... Buena paradoja. Por eso, la educación social que quiero estudiar, es la que no me hace olvidar que lo más importante para mi aprendizaje personal puede estar en cualquier momento de lucidez, a cualquier hora no señalada en la agenda y en cualquier contexto informal.. En esos momentos en los que todos los elementos se ponen en movimiento y las mejores ideas llegan en forma de huracán. Pero por suerte o no, esos momentos que me inspiraron, fueron casi todos en una situación inesperada y desprovista de un temario.

Fueron esas personas que están gritando un mensaje de transformación social, sin saberlo, ahí afuera, las que me han hecho creer que yo también debo coger la responsabilidad de buscar mi función en el mundo. Dejar una carrera que reduce mis posibilidades a un puñado de competencias, dejar de renunciar a mi filosofía porque no encaje en los esquemas cuadriculados de la sociedad o dejar de contentarme con que me cuenten todo lo que se podría hacer para mejorar las cosas...

...Y viajar. Conocer otras culturas, otros sistemas de funcionamiento y de supervivencia. Estudiar mucho, mucho, pero sin programar esos conocimientos, leyendo porque me nace, reflexionando porque espontáneamente conecto con mis pensamientos, y asistiendo a algunas clases solo si me interesan y no me preocupa estar ahí para regatear las faltas. Dirigir mi energía a entender las injusticias que la vida me estampe en las narices, y actuar. Contemplar una realidad rica en otras realidades. Confiar en ese proyecto que tengo en la cabeza y que hizo que todo esto tuviese sentido al principio. Cuidar mucho todo aquello en lo que creo. Crear mi propio mensaje al mundo. Ser libre. Hilar todo eso y...
Cuando esté preparada, cuando todo este aprendizaje me de los acordes que necesito... 
Componer una educación social con mi letra.







Viernes, 17 de enero de 2014

Alegría, magia y amor de dar  
¡Hola!
Me llamo Marie Phan.
Cuando era muy pequeña entré en el mundo del arte... y desde ese momento nunca lo dejé, y ahora que estoy buscando mi camino en la vida puedo decir… que jamás le dejaré, hasta el día de hoy forman parte de mí: la danza, el teatro y la música.
Tuvo la suerte de poder hacer las tres y en mi caso el aprendizaje de las tres me ayudó a la realización de cada disciplina: 

El teatro por la danza y la música, la danza por la música y el teatro, la música por la danza y el teatro. 
Cada vez experimentando otra manera de encontrarse y otra manera de exprimirse. 
 
Danza
Empecé cuando tenía 5 años con la danza clásica, el ballet. A este tiempo una profesora que admiraba me trajo hasta los más grandes. Esta profesora me enseñó a bailar técnicamente pero no dejó la enseñanza de la alegría de bailar, de la magia de la escena y del amor de dar al público… tres cosas que todavía quedan en mí. Tengo ahora 20 años y dejé la danza clásica no más de un año desde que empecé. Hace tan sólo 1 año que estoy descubriendo la danza contemporánea… y ya sé que no lo dejaré. 

 
Pienso que la danza es humana, para dejarse de problemas, para exprimir la alegría… para permitir salir de las cosas de uno mismo, de su cuerpo. Estoy muy interesada por este tipo de lengua… 
 
Teatro
Hace 6 años que entré en la academia de teatro… Tuve clases de declamación, elocuencia, dicción y arte dramático. Me encantó. Buscar lo verdadero, entrar en uno mismo para hacer mover lo que hay a dentro según lo que conocemos, sentir emociones, jugar... Un combate para dar lo mejor en solamente un único momento, después mucho esfuerzo y ensayos. Un combate excitante… sientes y disfrutas de cada segundo pero con el pensamiento de que en cada instante un problema puede ocurrir.
Pienso que el teatro es la forma la más sencilla de quitarse del mundo real… volviéndose otro individuo. Muchos lo hacen sin saberlo. El teatro podría ser interesante en educación. 
 
Música
He hecho 10 años de harpa en una academia. Hace 2 años que terminé y… desde ese tiempo no la he tocado más. No hay nuevas piezas a descubrir, no hay pequeños espectáculos… La música hace salir casi únicamente lo que hay dentro de ti, no como la danza o el teatro por los cuales hay que utilizar también el cuerpo. Cuando tocas, siempre te sorprendes de lo que sale. Hay un poco de magia en cada sonido.
Pienso que la música es el medio lo más directo y efectivo para buscar emociones justas y… para encontrar la felicidad. 
 
Estoy entusiasmada del bien hecho de los artes en educación. Cada persona tiene arte en uno mismo porque cada persona tiene cosas que exprimir y que el arte ofrece muchísimas maneras muy personales de poder hacer salir estas expresiones de nuestro cuerpo… y también son formas más directas, donde las reglas no existen porque lo que importa es hacerlo nuestras. El arte es una buena educación porque permite salir del mundo real, llevándonos a un “lugar” donde las emociones y la sensibilidad son los reyes. Allí encuentras lo que realmente te importa y desde allí te puedes construir más, fuera de problemas teóricos del día día. El arte te permite de tener un lugar seguro para tú mismo. De allí se puede ir delante: compartir, ir hacia los otros con este hueso, para solidificarlo y crecer en el mundo social.

  






Jueves, 16 de enero de 2014 
PINCELADAS DE ARTE EN NOSOTROS

En este rinconcito os desvelamos unas pinceladas de nosotros. Nuestra manera de sentir, vivir y transmitir arte, el significado que tiene y cómo lo compartimos. Y es que, de alguna manera, el arte forma una pequeña parte de nosotros.



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